La Tumba de los Gigantes de Murartu data de la época nurágica. Existen numerosos ejemplos de estos particulares yacimientos en toda Cerdeña.
Estos gigantes de piedra se utilizaban para enterramientos colectivos. Se cree, de hecho, que los restos de los difuntos se colocaban allí una vez convertidos en esqueletos o, muy probablemente, despojados antes del entierro. A estos lugares acudía toda la comunidad para rendir homenaje a sus muertos y celebrar ritos funerarios.
El contorno de la planta de la Tumba de Gigantes de Murartu sólo es detectable parcialmente. En el perímetro exterior se conservan algunos sillares del lado izquierdo, mientras que en el interior, en la cámara rectangular, sólo es legible la parte final.
Invertida en posición oblicua, en la entrada hay una peculiar estela centrada de casi tres metros de altura, cuyo grosor se reduce hacia la parte superior, con la cara decorada ya deteriorada. La estela, en el recuadro inferior, tiene forma trapezoidal.
Su peculiaridad reside en la ausencia de escotilla en la parte inferior y la presencia de un marco en relieve, pero no debe descartarse la hipótesis de la existencia de un elemento despreciado con escotilla, como en la estela bilítica clásica.
Probablemente la enorme piedra descansaba directamente sobre las jambas que definían la entrada o, tal vez, sobre un dintel, lo que daba mayor altura y, por tanto, mayor grandiosidad al enterramiento.